lunes, 2 de junio de 2008

Ataques de pánico: Un mal de nuestros tiempos

“Había sido un día agotador, pero por fin estaba en mi casa. De repente mi corazón daba un golpe en mi pecho, y todo volvió a empezar: las palpitaciones, mi cabeza que daba vueltas, sentía que me desmayaba y no podía hacer nada. Y lo peor, la sensación de ahogo, me asfixiaba. En unos segundos me sentí morir; era un infarto, estaba seguro…”comentó Ricardo Basán.
Los ataques de pánico o panic attack, como se lo denomina internacionalmente, parecen cada vez mas frecuentes en el mundo moderno. Sin embargo, probablemente son tan antiguos como el ser humano, ya que en realidad un ataque de pánico es la forma que tiene el cuerpo de detectar y prepararse para huir o luchar ante un peligro inminente. El trastorno de pánico se ha definido como el miedo al miedo. La esencia de este trastorno es que el paciente teme que los síntomas inofensivos sean la señal de un peligro real.
El ataque de pánico o crisis de ansiedad, es una reacción de profundo miedo sin causa aparente, que dura apenas algunos minutos, motivo por el cual es difícil de diagnosticar.
Según el área de salud mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas crisis afectan al 5% de los adultos entre18 y 40 años, siendo las mujeres más propensas a sufrir estos episodios.
Se estima también que una de cada 20 personas sufrirá en algún momento de su vida un panic attack. Pero en muchos casos la frecuencia se vuelve patológica y los ataques reaparecen desde 3 a 4 veces al año, hasta 3 o 4 veces al día.
De acuerdo con una teoría existente sobre trastornos causados por pánico, el “sistema de alarma” normal del cuerpo, es decir, el conjunto de mecanismos mentales y físicos que le permiten a una persona hacer frente a una amenaza, entra en acción sin que sea necesario, o sea, cuando no hay peligro.
Por lo general estos trastornos comienzan con la adolescencia, pero en algunas personas los síntomas se presentan mucho mas tarde, imprevistamente sin causa alguna aparente. Estos pueden incluir dificultades para respirar, palpitaciones, dolores de pecho, mareos, nauseas, escalofríos o por el contrario sensación de sofoco.
Estas alteraciones van acompañadas al miedo a no poder controlar una situación, vergüenza, entre otras. En esta situación la persona experimenta una de las sensaciones más penosas de la vida: el miedo o sensación de muerte.
Los científicos dedicados a esta clase de estudios no han podido saber exactamente como sucede o por qué algunas personas son más susceptibles que otras a este problema, pero se ha llegado a determinar que el trastorno causado por pánico se extiende en la familia, lo que puede sugerir que es congénito, o sea que los genes juegan un papel muy decisivo a la hora de determinar quien lo va a heredar.
Sin embargo algunas personas sin antecedentes familiares de este mal llegan a sufrirlo, por lo tanto se recomienda evitar los estimulantes como cafeína, drogas y el consumo de alcohol, ya que estas sustancias pueden inducir o empeorar los síntomas.
Este trastorno causado por pánico suele prolongarse por años, aunque también puede durar unos pocos meses y luego desaparecer. Es posible que se presente cierta mejoría ocasional, pero por lo general no desaparece a menos que la persona reciba los tratamientos adecuados, que consisten generalmente en una combinación de psicoterapia y medicamentos que da buenos resultados en un lapso más o menos corto de tiempo.
Por el contrario, es frecuente que las personas que padecen de trastorno de pánico desarrollen, si no son tratados a tiempo y adecuadamente, cuadros de tipo depresivos, fobias múltiples o abuso de sustancias (alcohol o drogas).
Lo más importante a tener en cuenta es que aunque no se sabe exactamente cual es el detonador inicial que desencadena tal respuesta, lo cierto es que el peligro que nuestro cerebro esta percibiendo no es real. Es decir, no existe realmente una amenaza ahí afuera, y en realidad estamos a salvo.

Gisella Filas