jueves, 22 de mayo de 2008

Lamentable, Doloroso… Real


“Se necesitan chicas simpáticas mayores de 21 años p/ Bar Nocturno en Córdoba. Damos aloj., comida y pasaje. Sueldo mínimo $4.000. Tel (…)…”
Los anuncios están destinados a "señoritas" jóvenes, con buena presencia y simpáticas. No importa si carecen de estudios o experiencia. Sólo importa que sean "ambiciosas". Se promete "poco trabajo", "buen trato", horarios "a convenir" y salarios de más de dos mil pesos
Parece un sueño para miles de adolescentes, jóvenes pobres y sin empleo en La Argentina. Pero el anuncio es la puerta a una pesadilla: la trata de personas.
El secuestro de mujeres para ser prostituidas es un delito aberrante que tiene un duro impacto en nuestro país desde hace muchos años.
Menores de edad que desaparecen, en otros casos, mujeres mayores, pero siempre la misma modalidad: por engaño, ofertas de trabajo o directamente por la fuerza. ¿El fin?, también es lamentable: terminan encerrándolas y forzándolas a prostituirse.
El secuestro y el comercio de mujeres es el trabajo de grandes bandas muy bien organizadas, que en general actúan en distintas provincias y que hasta llegan a estar en contacto con países del exterior.
No debe olvidarse que este inhumano y atroz negocio es el más redituable del mundo, detrás del tráfico de drogas y el de armas, en el que participan directa o indirectamente medio millón de personas.
Nuestro país hasta hace unos días atrás carecía de herramientas legales apropiadas para enfrentar esta realidad, pero finalmente se asumió el compromiso de sancionar una ley específica sobre trata de personas.
Esta apunta a combatir las redes de prostitución, que reclutan chicas de bajos recursos y las engañan para luego hacerlas trabajar bajo presión, quitándoles entre otras cosas, el derecho a la identidad, y en algunos casos, incluso la vida.
Pero como siempre en nuestro “maravilloso” país, y por desgracia, la nueva ley genera polémica ya que aseguran que será dificultoso hacer efectivas las condenas que están establecidas en ella por el miedo de las víctimas a declarar.
Por más triste que parezca, la trata de mujeres ha crecido en La Argentina de manera sostenida de la mano de aquellos que supuestamente están para “cuidarnos”; justamente de la conspiración policial y política.
Por lo tanto resultará aun mas complejo cumplirla con tantas fuerzas policiales y sistemas de control afectados por la corrupción, ya que las mafias que concretan estos delitos suelen actuar con total y absoluta impunidad, pasar de una jurisdicción a otra, e incluso caminar a nuestro lado en la calle.
¡Ya es hora de comenzar a trabajar!, pero ojo, sin que esto signifique ponerse a militar valientemente cualquier sitio, sino comenzar por lo más simple: no ser cómplices silenciosos de esta situación.
Y lo digo porque es indignante y hasta doloroso ver como esas niñas, esas mujeres, desaparecen con la mirada de una infinita red de complicidades que empieza por el vecino/a o aquel que vio cuando la levantaron y se la llevaron.
Ante toda esta situación, evidentemente, era de suma importancia y urgencia tener de respaldo un marco legal adecuado. Hoy, por fin y después de tanto tiempo, y por desgracia, de tantas chicas capturadas, decidieron en nuestro país ponerse a trabajar sobre lo que realmente importa y alarma.
Lo que resta por el momento, es dejar las palabras de lado y pasar a los hechos; que el estado comience a tomar medidas implementando todas la herramientas que ahora posee en el terreno legal, brindando el apoyo para prevenir y combatir este delito.
Para ello es necesario contar con funcionarios judiciales, policiales y municipales competentes y, por sobre todas las cosas, y si no es mucho pedir, honestos. De lo contrario, la trata seguirá creciendo, y las redes del crimen organizado, fortaleciéndose.
Gisella Filas

1 comentario:

Anónimo dijo...

doloroso, trite.. real; muy acertado el titulo... un hecho aberrante q se suma a la larga lista de las "costumbres ARGENTINAS"