domingo, 13 de abril de 2008

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Una ola de violencia sacude a diario de manera invisible y silenciosa las escuelas de todo el país. Entender y tratar el problema a tiempo, es fundamental.

El Bulling, o lo que es lo mismo, el acoso psicológico, moral, y/o físico, llevado a cabo en las escuelas, donde un alumno ejerce un poder sobre otro de un modo sistemático, y con la intención de dañarlo, es un problema preocupante y corriente en éstos tiempos.
Actualmente, la sociedad está siendo azotada por este tipo de violencia, que si bien no es nuevo, se presenta hoy con gran fuerza.
Este es uno de los tantos casos que se viven a diario en todas las escuelas del país, en donde muchos niños y adolescentes sufren constantemente el hostigamiento por parte de sus pares, lo que los lleva a tomar decisiones, muchas veces trágicas.
Las causas de este fenómeno pueden ser muchas; pueden deberse a que la víctima esté acostumbrada a ocupar un lugar de desventaja en su familia, o bien porque se siente incapaz de enfrentarse al poder del Bulling. Las consecuencias, tanto para la víctima como para su agresor, pueden ser devastadoras.
Es evidente que la violencia entre iguales no es algo nuevo o reciente, pero quizás sí ha llegado el momento de dejar de mirar para otro lado; hay que hacer algo, y la razón mas poderosa es que las nuevas generaciones pueden acostumbrase a ver normal esta violencia.
O, ¿es que acaso ya estamos acostumbrados a aceptar la violencia en sus manifestaciones más sutiles y cotidianas?
Por otro lado hay que remarcar que esto no se trata solamente de adolescentes o niños con problemas de conducta o simple rebeldía. Cuando este tipo de episodios son tan frecuentes, cuando hay una víctima que los padece, es necesario indagar en otros aspectos, como ser el rol que cumple ese hijo en la familia, hasta que punto influye la educación, y si son ellos también víctimas de un maltrato.
Hay que empezar a hablar claro de todos esos temas, porque no se trata únicamente de definir un único lugar donde pueda estar el problema, sino de ver que factores impulsan la ola de violencia para que explote en las aulas, en las escuelas, y empezar desde donde le compete a cada uno, a trabajar, ahora, ya.-

Gisella Filas

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